sábado, 9 de abril de 2011

A mi amigo, el alquimista

La pieza de mi amigo, el alquimista

me recordó la niñez que compartimos

cuando los sueños de los dos volaban,

tan altos y tan lejos, tan distintos…

Me encontré con la magia de aquel tiempo

y la nostalgia se quedó conmigo

en un siglo vacío de palabras

que solo acompañé con algún libro…


Tiene una cama angosta que le basta

para apoyar ese cansancio desvalido

para nacer tan de frente a la ternura

para morir al desatino del olvido…



Y ya me ves, amigo mío, aquí me tienes

escribiendo para vos, este latido

frente a un jardín de nubes, que presagian

un verso enamorado en mi destino…


Este destino de viento, y de quimeras

que acompaña el amor, de un sueño niño

un pasaje de ida y mi guitarra

es todo el equipaje con que sigo…


Para Aníbal Alegre, (Tohoio) amigo de mi infancia tan feliz, allá en Mercedes…

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